EXTREMADURA,
TRENES QUE SE ETERNIZAN
Lo
que ocurre en Extremadura en materia ferroviaria es algo inaudito. Creo que no
hay ninguna comunidad autónoma en España en la que se produzcan los esperpentos
que ocurren con el ferrocarril en la región extremeña.
Líneas
cuya construcción no termina nunca. Chapuzas y averías frecuentes en los
convoyes que son material de desecho de otras regiones. Ausencia de una
planificación temporal seria y creíble. Engaños continuos a la ciudadanía.
Incluso
se permitieron inaugurar a bombo y platillo, tramos que no estaban totalmente
ejecutados como ocurrió hace unos meses en el tramo Badajoz - Plasencia en la
línea de alta velocidad en construcción. La cual mantiene un tramo en el túnel
de Santa Marina que no cumple la normativa. Supongo que lo estarán
solucionando.
La
última hazaña del Ministerio de Transporte que dirige el inefable Oscar Puente,
hombre más proclive a la bronca que al consenso, es que la finalización de la
línea de alta velocidad entre Badajoz y Madrid se retrasa hasta 2032, cuando
hace unos pocos meses el presidente del gobierno aseguraba en una visita a
Extremadura que se terminaría en 2030. Dos años más de regalo. No se olvide que
se prometió que el AVE extremeño estaría operativo en 2010. Lo que se prevé
para 2032 no es un AVE (300 km/h) sino un tren de alta velocidad (200 km/h).
Una
vez más la discriminación más absoluta con la región más pobre de España, que
mantiene los indicadores macroeconómicos como el PIB o la Renta disponible más
bajos de la nación, la única comunidad autónoma que todavía no ha recuperado
los niveles de PIB prepandemia, que precisamente necesitaría disponer de unas
buenas infraestructuras ferroviarias, para facilitar su desarrollo y poder
converger con el resto de España.
Como
en Extremadura somos pocos y protestamos menos - aquí no hay kale borroka ni
tsumanis independentistas susceptibles de posterior amnistía - desde Madrid se
dedican a tomarnos el pelo de manera continuada, sin que desde los poderes
regionales se tomen medidas drásticas contra esta falta de respeto a la región.
Y
así año tras año. Unas infraestructuras ferroviarias cuya construcción se
eterniza en el tiempo y que nunca se acaban. Son el cuento de nunca acabar.
Y
los parlamentarios extremeños afines al régimen votando como borregos, para
mantener sus chollos, poniendo por delante su interés personal sobre el de su
región y el de sus habitantes.
Para
completar el desastre de infraestructuras ferroviarias que padecemos, una línea
férrea como es la Ruta de la Plata fue cerrada al tráfico de viajeros entre
Plasencia y Astorga en 1985 y al de mercancías en 1995, en base a una
pretendida falta de rentabilidad.
Cualquier
persona normal que contemple un mapa ferroviario de España, podrá comprobar que
la vía férrea del Corredor Oeste – Ruta de la Plata es un eje fundamental para
la comunicación directa entre el norte y el sur de la península sin tener que
pasar obligatoriamente por Madrid que es un cuello de botella y de alta
concentración de tráfico ferroviario.
A
pesar de la presiones y peticiones sigue pendiente de una reapertura que la
sociedad civil está pidiendo a gritos y que los políticos socialistas postergan
una y otra vez, sin querer solicitar su inclusión en la Red Básica Ampliada
Transeuropea de Transporte, lo que permitiría aspirar al horizonte 2040 para su
terminación.
Las
últimas manifestaciones en la Comisión de Transporte y Movilidad Sostenible del
Congreso del portavoz socialista son de aurora boreal. Asegura que votará en
contra de una proposición no de ley del PP, para solicitar de la UE la
incorporación de la vía férrea Ruta de la Plata a la Red Básica Ampliada
Transeuropea de Transporte, porque en diciembre se terminó el plazo para
hacerlo.
Y
por qué si tanto interés tenían los socialistas en la cuestión, no solicitaron
la inclusión en el plazo previsto que finalizó en diciembre. ¿O es que
realmente no tienen interés alguno?
Como
se ve el oeste de España está proscrito y las inversiones ferroviarias se
desvían al Corredor Mediterráneo, manejado por los catalanes, favoreciendo a
las regiones más ricas y centrifugando inversiones y población hacia el este de
la nación, para dejar en el más absoluto abandono a la España vaciada del oeste
hispano.
La
reapertura del tramo Plasencia – Astorga con una inversión aproximada de unos
2.000 M€, de los cuáles unos 900 M€ corresponderían al tramo Plasencia - Salamanca que permitiría unir los dos
brazos del Corredor Atlántico, sería una oportunidad para todo el oeste
español, ya que se convertiría el Corredor Oeste – Ruta de la Plata en un
corredor multifunción: ferroviario de pasajeros y mercancías, energético ,
telemático y tecnológico, lo que permitiría la atracción de empresas para
recuperar el oeste de España, hoy en acusado declive.
Quizás
muchos habitantes del oeste español deberían repensar su voto.